El mejor representante del rescate y uso experimental de un material olvidado, es Solano Benítez y el ladrillo. Su obra representa uno de los últimos eslabones de una arquitectura que se preocupa más de la materia que de la imagen. Una manera de pensar que lamentablemente está en extinción, “Solano no anda mirando arquitectura, sino que sólo hace arquitectura”.
“Tomamos el ladrillo porque es muy barato y producimos gran cantidad en Paraguay”, dijo Solano.
Esto se debe, en parte, a que cuando Solano narra sus proyectos los cuenta tal cual, con sus aciertos y desaciertos, ya que tal como él dice: “la arquitectura que hoy en día no experimenta, no sirve para nada”. Así podemos comprender que los espacios que proyecta Solano, más que un lugar, son el reflejo de una manera de pensar y proyectar a modo de ensayo debido a que desde un principio se ha incorporado la prueba y el error como una estrategia proyectual
La opción totalizadora de la tecnología y la capacidad de transformación del hombre han de conjugarse con la reflexión histórica, la conciencia del valor de los símbolos y el respeto por el entorno. Ahí estriba el gran reto de la arquitectura actual, saber progresar utilizando todas las disponibilidades de la ciencia y tecnología sin olvidar la memoria.
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